Sostenibilidad, competitividad y responsabilidad.

La trayectoria del sector agroindustrial en nuestro región se ha ganado, por derecho propio, erigirse en la seña de identidad de nuestra comunidad. Además del papel social y antropológico que juega el sector históricamente, en clave de sector estratégico y esencial, es también motor de desarrollo económico y social y eje vertebrador  de la España rural.

A pesar de la capacidad del sector hay, por delante, grandes retos que afrontar. Desde Vitartis hemos marcado tres grandes ejes estratégicos: sostenibilidad, competitividad y responsabilidad.

En el eje sostenible afrontamos las dificultades a consecuencia del cambio climático y la adaptación a las nuevas condiciones y el compromiso por trabajar en reducir nuestra huella pensando en las generaciones futuras. Los Objetivos de Desarrollo Sostenible pueden marcar una buena guía de compromiso en los ámbitos de trabajo a desarrollar. La gestión del agua es una de las grandes dificultades de futuro de nuestro sector. Desde Vitartis identificamos la sostenibilidad en la quíntuple cuenta de resultados: económica, social, medioambiental, el gobierno ético de nuestras decisiones y el foco en las personas, como gran palanca de cambio.

En el marco de la competitividad tenemos grandes desafíos. El primero cumplir con la primera regla de la sostenibilidad: la económica. Para ello, el aumento en los costes de las materias primas, el desmesurado coste energético y de los carburantes, la galopante inflación que veremos hasta qué niveles puede llegar y el reto de no convertirse en estanflación. Cuando hablamos de competitividad no hablamos necesariamente de vender más o producir más sino de ser realmente eficientes en la ecuación recursos-producción garantizando condiciones laborales de primer nivel para el desarrollo social y económico, evitando brechas sociales y económicas, desde la cultura de la meritocracia y el esfuerzo.

La digitalización del sector, con las consiguientes necesidades en el medio rural para su consecución. A día de hoy muy lejos de lo necesario y que supone un gran reto que sólo la administración pública puede llegar a cubrir. Esperemos que se cumpla la enésima promesa política al respecto para alcanzar unas infraestructuras digitales que permitan hablar de una industria conectada de verdad.

La internacionalización del sector, siendo capaces de encontrar el equilibrio de la llamada glocalización. Cómo ser capaces de defender y proteger la identidad de la proximidad siendo capaces de competir y vender en un mundo globalizado. La marca España, incluso la marca EU debe dar un paso al frente asumiendo el liderazgo y capacidad en materias de seguridad alimentaria a nivel internacional y convertirlo en una gran fortaleza. Necesitamos un mayor tamaño de nuestras empresas o la unión de ellas para ser realmente competitivos en un mercado cada vez más exigente y poder hablar de una internacionalización fuerte y real de nuestro sector. Junto a la cultura colaborativa otro de los ejes fundamenteales de Vitartis: la innovación. Ser capaces de invertir y apoyar el desarrollo, la investigación y la innovación en nuestras actividades, siendo pioneros y transformadores con el fin de ganar ventaja competitiva en el mercado.

En el eje de la responsabilidad nos referimos a otras dimensiones. Partiendo de un gobierno ético en nuestra toma de decisiones y pensando en la labor que las empresas (empleadores y empleados) deben ejercer a nivel social y económico, partimos del foco en las personas. La verdadera revolución si queremos conseguir todo lo reseñado anteriormente. Y en la construcción de un propósito y un legado que debe guiar nuestra actividad, más allá de la necesaria rentabilidad económica. La calidad se ha convertido en un must. Son los valores y el cómo hacemos las cosas, el para qué, lo que realmente nos diferencia en el mercado.

La colaboración público-privada. El gran reto de la gestión adecuada de los fondos europeos para que multipliquen en nuestra realidad y sean bien invertidos, no para tapar costes de una mala gestión. Atención a la deuda pública que nuestro país está asumiendo y que en algún momento, generación tras generación, deberá hacer frente. No podemos hipotecar, tampoco económicamente, hablando de sostenibilidad, el futuro de las siguientes generaciones.

Y tenemos el gran reto de generar confianza y certidumbre, en la medida de los posible, en los mercados. Para ello juega un gran papel la responsabilidad política. La polarización política a nivel internacional y local de los últimos años es un despropósito. Y su mayor reflejo es la guerra de Ucrania. Atención especial al cambio en las relaciones internacionales y al contrapeso de la balanza en el equilibrio que hemos hegemonizado en el eje Atlántico-Norte y que hoy empieza a inclinarse al eje Pacífico-Sur.

Por lo tanto, y como siempre, no perder de vista el largo plazo que marque el sentido de nuestra existencia, haciéndolo efectivo cada día en el corto plazo. Y que el foco en las personas, a través de la formación, sea la verdadera palanca de cambio para conseguir todos los retos que tenemos por delante y dejar un mundo mejor del que nos hemos encontrado. Este es el reto también para Vitartis

 

Pedro Ruiz Aragoneses

CEO de Alma Carraovejas y Presidente de Vitartis