Industria Agroalimentaria en Castilla y León “De la España vaciada a la España de las oportunidades”

La importancia del sector agroalimentario en Castilla y León es obvia y muchos son los datos que podríamos aportar para apoyar esta idea. Somos la despensa de Europa y tenemos muchos retos y desafíos por delante que son inherentes al momento que vivimos en el que más que una época de cambios estamos en un cambio de época. Internacionalización, digitalización, IA, cambio climático, competitividad son temas que tenemos que enfocar día a día para buscar mayor eficiencia y competitividad.

Gestionando el presente estamos garantizando el futuro de nuestra región y país y ello nos obliga a gestionar responsablemente. Cada vez seremos más y tendremos que alimentar a más población y por ello la gran superficie que representa Castilla y León tiene un valor incalculable desde el punto de vista agrícola, pero también desde el punto de vista medioambiental, social y energético.

Industrias como la vitivinícola han generado mucho valor añadido con cambios de modelo en los últimos 50 años potenciando el valor añadido y trabajando en planes de largo plazo. Destacaría las siguientes palancas en las que basar ese desarrollo:

Territorio. Es nuestro principal activo y tenemos la obligación de gestionarlo responsablemente sin agotarlo, regenerando y viendo cómo es atractivo para otros usos que no sea exclusivamente el productivo. Las horas de sol que tenemos, la importancia que el producto local cobra en los últimos años, la parte social que pone en valor el trabajo de nuestros agricultores, el desarrollo de la vida slow, el agroturismo, paisajes atractivos, historia, cultura, artesanía, salud, esperanza y estilo de vida, están vinculados a un estilo de alimentación relacionados con la dieta mediterránea y de un gran valor añadido muy atractivo en mercados internacionales.

Personas y talento. Nuestra industria es parte de nuestro ADN, en España en general y en Castilla y León en particular genera valor añadido y está en continua evolución. Necesitamos atraer talento joven que lo haga sostenible, eficiente, generando valor añadido a la hora de producir, posicionar y comercializar nuestros productos y servicios. Comunicaciones, conectividad, entornos agradables y facilidades para tener una vida acorde con el SXXI y una sobre todo una formación en gestión que aproveche las nuevas tecnologías y la IA,  son fundamentales.

Tecnología y datos. Si vamos a una agricultura regenerativa a largo plazo, tenemos que poner la tecnología al servicio de la industria para buscar soluciones sobre todo en modelos predictivos y de gestión que mejoren la eficiencia y nos centremos en generar valor añadido. Un uso inteligente de los datos nos posicionará internacionalmente como una industria relevante y con valor añadido.   

Internacionalización y marca. El tamaño de nuestras empresas y la profesionalización de nuestros equipos, así como la percepción de la marca España serán cada vez más importantes para llegar a los mercados de una forma eficiente y rentable. Cómo crear marca de nuestra comunidad a través de intangibles como la calidad, eficiencia, la sostenibilidad, el comercio justo, los valores, la dieta mediterránea, el estilo de vida, nuestra esperanza de vida y otros muchos es indispensable a la hora de posicionarnos. No solo el precio debe guiarnos si queremos que sea atractiva y sostenible en el tiempo.

Medio ambiente. Es otro gran aliado para desarrollar nuestra industria. El cambio climático y sus implicaciones nos urge no solo a gestionar responsablemente nuestros recursos hídricos y energéticos actuales sino a tomar medidas que necesitan de la investigación para ver cómo evolucionan nuestras prácticas, qué variedades son más resistentes, cómo recuperar otras, cómo la biodiversidad ayuda. Una buena gestión del agua de la que disponemos y estudiar cómo el sol y el viento son generadores de una energía más sostenible son indispensables hoy en día. Eso sí, sin afectar a nuestro paisaje y a nuestros cultivos.

Turismo experiencial. Una nueva oportunidad se nos presenta con el turismo de experiencias. Desarrollar un turismo que busca la naturaleza, el paisaje, lo slow, lo local, lo auténtico de una forma atractiva y experimentando, es fundamental. El vino, el aceite, los quesos, el jamón ibérico entre otros ya lo han desarrollado en los últimos 30 años y es a la vez una forma de generar accesibilidad al producto, añadiendo valor y creando puestos de trabajo y generando un negocio en sí mismo. ¿es exportable a otros productos? Está claro que sí y una gran oportunidad.

Ecosistemas de colaboración. Podemos hablar de fijar y atraer población, crear destino, fijar paisaje, crear reservas de oxígeno, recuperar patrimonio histórico, optimizar recursos hídricos y energéticos, generar destinos de experiencias y seguro que no nos aprobarían ese plan estratégico de comunidad, pues es lo que nos diferencia y lo que nos hace únicos. Para todo ello debemos crear ecosistemas de colaboración público-privados, público-público y privado-privado que ayuden a potenciar nuestros puntos fuertes y a minimizar debilidades optimizando así los recursos naturales, económicos y de talento con los que contamos.

Castilla y León y su industria agroalimentaria son un activo imprescindible de la marca España y tenemos que salir orgullosos y con una ambición sana por el mundo mostrando todos nuestros activos e incluso cambiando la semántica pasando de hablar de la “España vaciada a la España de las oportunidades”.



Enrique Valero
Director General Abadia Retuerta
22/05/2024