Castilla y León y la encrucijada del convencimiento

Una de las frases que más empleo dice aquello de que, en Castilla y León, no acabamos de creérnoslo. No sacamos pecho porque esta tierra haya conseguido consolidarse como un auténtico referente en sectores clave de la economía. En el ámbito industrial, por citar uno, hemos experimentado un avance imparable en los últimos años. Hay que recordar la potente industria automotriz que vertebra varias provincias castellano y leonesas. O una más dispersa agroalimentación que ha sabido adaptarse a los rigores de los cambios en el último cuarto de siglo, con solvencia y una apuesta total por la calidad.

Cierto es que Castilla y León ha enfrentado, y enfrenta, algunos retos importantes. Su PIB, aunque por encima de la media nacional en términos per cápita, ha mostrado un crecimiento moderado en los últimos años. Además, la pérdida de población sigue resultando un problema estructural, particularmente en áreas rurales, que no es privativo de Castilla y León, y que nos compete a nosotros solucionar. Sin embargo, contamos con algunos núcleos urbanos en la Comunidad que no sólo van sobrados de calidad de vida, también de servicios y de oportunidades. No se trata de despreciar a nadie, al contrario, pero no pocos castellanos y leoneses cogen las maletas convencidos de que algún día volverán de aquellas grandes urbes. Y en no pocas ocasiones lo logran.

Creo firmemente que Castilla y León tiene un potencial enorme. En primer lugar, esta comunidad autónoma cuenta con esa industria diversificada, que alberga miles y miles de puestos de trabajo. 

En segundo lugar, Castilla y León se está convirtiendo en un hub de energías renovables, especialmente en energía eólica y solar. Esto no sólo la posiciona como un lugar líder en cuanto a sostenibilidad, sino que también atrae inversiones y genera empleo.

Tampoco debemos dejar de lado el enorme potencial turístico de Castilla y León, con ciudades Patrimonio de la Humanidad, una gastronomía excepcional y una naturaleza envidiable. Paz, sosiego. Buenos alimentos.

Aún queda trabajo por hacer, no lo pongo en duda. Parece necesario seguir impulsando la innovación, la digitalización y el emprendimiento, especialmente entre los jóvenes. No tengo claro que los nombradísimos fondos europeos hayan ayudado en ese sentido.

Si bien, hay que recordar que la nuestra es la tercera autonomía española que más ha avanzado en el Índice de Innovación Europeo entre 2016 y 2023 -un 4,3%-, sólo por detrás de Canarias y Navarra.

Por este motivo, hay que perder el miedo a dar un paso adelante.

Fundamental debe ser apuntalar las infraestructuras, remozar algunas de las existentes -como ciertas vías de alta capacidad en estado deplorable- y tender nuevos puentes hacia la conectividad para seguir atrayendo inversiones y talento.

Pero, como decía más arriba, el primer paso es creer. Defender nuestro valor, que lo tenemos. No somos una más entre 17 autonomías. De verdad creo que, por historia, por capacidad, por compromiso, nos hemos convertido en un lugar al que muchos admiran. También debemos hacerlo nosotros. No quedarnos permanentemente en esa encrucijada del convencimiento.

Iberaval, la sociedad de garantía que presido desde hace cinco años, constituye un buen ejemplo de todo esto. En menos de una década ha logrado un crecimiento sostenido, posicionándose como la primera de España. En un sector no precisamente sencillo como el de las garantías, que poco a poco ha ido dándose a conocer, pero que aún tiene recorrido.

Nuestra función ha sido estar al lado de las pymes siempre, en particular en los momentos más complicados, como el vivido hace casi un lustro con la pandemia, igual que hicimos en la crisis de liquidez de 2008 y años sucesivos.

E igual que Iberaval encabeza su sector, hay otras empresas que hacen lo propio en su ámbito. Pero no se cuenta. Preferimos la prudencia, el trabajo constante. Evitar el halago.

Castilla y León, como digo, cuenta con los ingredientes para convertirse en un motor económico de España: industria, un sector servicios en auge, potencial energético y una ubicación estratégica. Es cierto que también acumula ciertos déficits que deberíamos ir corrigiendo. Todo será ponerse a trabajar. Y eso se nos da bien.

Con el esfuerzo de todos los que hacemos Castilla y León, aprovechando sus fortalezas y aunando voluntades, no me cabe duda: podremos construir un futuro aún mejor para todos. Eso también es parte de lo que hemos llamado aquí el Compromiso Iberaval.

César Pontvianne
Presidente de Iberaval SGR

28/08/2024