‘Altcoins’, un peligroso juego

22 de septiembre 2023

Las criptomonedas han irrumpido en el panorama financiero con una fuerza avasalladora en los últimos años. Desde la llegada del pionero Bitcoin en 2009, han proliferado criptodivisas bajo la premisa de ser activos descentralizados, accesibles globalmente, garantes de seguridad y privacidad; así como capaces de efectuar un gran número de transacciones a una velocidad nunca vista.

Estas monedas digitales, descentralizadas y basadas en tecnología blockchain, han logrado captar la atención de inversores, entusiastas y escépticos por igual.

 

Dentro de las criptomonedas hay que prestar especial atención a las denominadas ‘altcoin’, es decir, todas las criptodivisas que surgen como alternativa a las tradicionales y mayoritarias (Bitcoin, Litecoin y Ethereum).

Ejemplos populares de ‘altcoins’ incluyen Ripple (XRP), Cardano, Polkadot, y muchas otras. Cada uno de estos activos puede tener diferencias en su tecnología subyacente, su algoritmo de consenso, su oferta total de monedas y sus casos de uso.

 

A lo largo del tiempo, algunas ‘altcoins’ han ganado popularidad y han demostrado su utilidad en diversos sectores, mientras que otras han enfrentado desafíos o no han logrado trascender.

Es importante investigar y comprender las características y el propósito de cada ‘altcoin’ antes de considerar su uso o inversión, ya que cada una puede ofrecer ventajas y desventajas diferentes: Aunque estas monedas pueden representar una mayor diversidad, no siempre cuentan con un proyecto sólido detrás que garantice un mínimo de estabilidad. A menudo, pueden representar riesgos mayores, como una gran volatilidad o, directamente, resultar ser una estafa.

Según el estudio llevado a cabo por CryptoHead, las llamadas “criptoestafas” aumentan un 41% cada año y en la última década, la cantidad de dinero retenido por los piratas informáticos se estima en 19.200 millones de dólares.

 

Sin embargo, es imprescindible analizar con una mirada crítica los peligros asociados a las criptomonedas. En primer lugar, su volatilidad extrema ha generado burbujas especulativas, exponiendo a los inversores a riesgos financieros significativos. Muchos han sido seducidos por promesas de enriquecimiento rápido, pero las fluctuaciones drásticas en su valor han dejado a más de uno en la bancarrota.

Además, el anonimato inherente a las criptomonedas ha abierto la puerta al uso ilegal y actividades delictivas, como el lavado de dinero y el financiamiento del terrorismo. La falta de regulación efectiva ha permitido que estas prácticas florezcan, generando preocupaciones legítimas sobre la integridad y seguridad del sistema financiero global.

Otro aspecto crítico es el impacto medioambiental. La minería de criptomonedas, especialmente la de Bitcoin, consume enormes cantidades de energía eléctrica, lo que contribuye significativamente al cambio climático y la crisis energética.

 

En conclusión, tanto las criptomonedas “tradicionales” como las ‘altcoins’ pueden ofrecer numerosas ventajas como la descentralización, accesibilidad global y rapidez en las transacciones, pero también presentan riesgos como la volatilidad y la exposición a estafas. Si bien han transformado los servicios financieros, es esencial abordar los desafíos con precaución y diligencia.

El futuro de estas tecnologías dependerá de cómo se fomente la adopción responsable y se busquen soluciones sostenibles para impulsar la innovación en el campo financiero y más allá.